martes, 25 de noviembre de 2008

Pintor Profesional

Viendo los resultados artísticos, me parece buena idea buscar un profesional. ¿O no?

El Alumno.

Prensa Libre

¡ Socorro ! ¡Sacadme de aquiiiiiiiiiiii!

El Alumno.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

El alumno desaventajado.

Cada día , a las 10 h, entraba el sol por la ventana. El momento justo de mi pequeño secreto. Nadie lo sospechaba.

El ceño fruncido.
Enfado y Decepción.
"Usted debiera ser el alumno aventajado de la clase. ¿No le da vergüenza?"
Miré al profesor. Su dedo señalaba mi lugar de castigo, el rincón.

La inmediata tensión produjo un silencio total, que se desvanecía a mi paso. La clase comenzó a respirar. Un leve murmullo empezaba a oirse. La mirada del maestro fija en mi me seguía hasta que me encaré en la intersección de esas dos paredes. Tras unos segundos, la clase se reanudó.

En ese pequeño olvido, una incipiente paz nacía en mi. Lejos de mis compañeros. Lejos de muchas cosas que no me interesaban. Apenas unos metros, pero kilómetros para mi corazón. Más que nunca, en aquel momento yo disfrutaba de su indiferencia.

Yo conocía bien aquel rincón. Cada grieta. Cada mancha. A la derecha, el marco de la pizarra. A la izquierda, la ventana abierta donde se escapaba mi vista hacia el patio de juegos, la valla, la carretera, alguna casa...
... y la visión del refeljo de la ventana. Mi pequeño secreto. Ella.

El alumno.

martes, 18 de noviembre de 2008

Mi pluma.


Uno de los pequeños placeres de la vida es escribir en pluma sobre un papel mimoso. Detecté que una de mis plumas favoritas comenzaba a tener un trazo grueso que no me gustaba. Lo comenté en la tienda donde la compré. La dependienta me ofreció el servicio de un mecánico que se dedica a "afilar plumas". Me pareció bien. La dejé allí.
Hoy volví a saber sobre aquella pluma. Mientras buscaba por una estanteria consulté la hora: era tarde. La espera fué infructuosa. Me despedí. Me fuí... volando y sin pluma!

domingo, 16 de noviembre de 2008

El ADN de Barcelona

Tras desayunar salí a dar una vuelta. Me tropecé con numerosos ciudadanos con sus flamantes cámaras digitales reflex haciendo fotos a una bolsa de papel con el logo de una importante tienda. Cualquier sitio era bueno. Era curioso observar a aquellos Mapplethorpe, Leibowitz, Avedon de pacotilla intentando entender los intrincados menús de sus máquinas. La mayoría de las veces desistían y disparaban varias fotos amparados en el "alguna quedará bien, las demás las borro".
Pregunté a una chica y me explicó el asunto. La popular tienda buscaba fotos cuyo misión era captar "El ADN de la ciudad" con la necesaria aparición de la bolsa de papel. 
Unos pasos más allá me quedé helado ante la escena que presencié. Un joven acababa de convencer a un indigente que apoyara su cartón de vino barato en el suelo y se tapara su cabeza con la bolsa de marras. El artista preparaba su cámara (o lo intentaba) mientras comentaba sonriente algo con un cómplice. Me fuí indignado por aquella falta de mínima sensibilidad.
Entonces me puse a pensar sobre la foto que haría yo.
Caminé un rato, hasta que doblé una esquina y me encontré ante un pequeño parque infantil. Allí habían niños jugando. Observé a sus acompañantes. Vi a una madre con velo musulmán. Un varón negro que sonreía ante su niña feliz subiendo la atracción. También a algún padre blanco sentado en un banco atento al juego de sus hijos. Suspiré aliviado. Allí encontré el ADN de mi ciudad: abierta a todo el mundo donde los niños que juegan sin prejuicios. Prueba vital de que hay esperanza en este mundo.
¿Cuál sería mi foto? Con el permiso de algún crío, fotografiaría su mano sujetando la bolsa ante la valla y el cartel el parque. Si fueran varias manos de diferente tono de piel... mejor. 

El alumno.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Flexibilicemos las normas

Don Alberto di Rabbo entró en el ayuntamiento fumando un descomunal puro habano. Entró a la sala consistorial. Los concejales le esperaban intrigados. Don Alberto se sentó. Observó uno a uno. Con una sonrisa comenzó a hablar.
"Buenos días. He convocado esta junta para agradecerles sus apreciaciones para que atendiera las quejas ciudadanas."
Don Alberto bebió un poco de agua. Posó su vaso permitiendo ver el brillo dorado de un gemelo de su camisa.
"Efectivamente, me han convencido. Ayer he dado órdenes de que se FLEXIBILICEN las normas."
Se levantó de la sala y se marchó dejando un rastro de puro habano.

El alumno.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Noticias mojadas.

De camino a mi cafetería favorita, me compré el diario. Estaba lloviendo y la portada se mojó. Cuando me senté, comprobé que la portada estaba arrugada. Aún así, las noticias permanecían imperturbables. Todas eran malas. Carentes de esperanza alguna. En la esquina inferior derecha, aparecía lo más positivo: el anuncio de una cuenta bancaria con interés "interesante".

La lluvia tiende a traer buenos presagios. Llena los embalses. Riega los campos. Limpia el ambiente. También es portadora de desastres, como las tormentas tropicales, riadas,...

¡ Que pena que no se llevara las malas noticias de aquel diario!
¡ Que pena que no limpiara las conciencias llenas de gula enfermiza !
¡ Que pena que después no apareciera un sol con esperanzas para todos !

El alumno.

martes, 11 de noviembre de 2008

Mi cuadro favorito: Nighthawks 1942 (Edward Hopper)



Edward Hopper (1882-1967). Es un pintor americano célebre por sus retratos de la sociedad americana. Sus cuadros hablan de incomunicación, soledad, alejamiento,...


El cuadro se llama Nightwhawks (Noctámbulos).

Veo el diner (el bar del cuadro) como un lugar perfecto para mostrar la soledad a otros solitarios. (¿?). ¿ Se puede sentirse solo en una megapolis ? Me temo que este cuadro es la prueba.


¿Por qué me gusta este cuadro?
Por un lado me alivia pensar que siempre hay una luz en la noche; aunque sea ese bar donde nadie se mira; todos ensimismados en pensamientos diferentes.
Por otro lado, percibo una quietud envidiable y un aislamiento apetecible resultado de este mundo de excesos y superficial que me rodea.

Menos mal que tenemos nuestra familia y los amigos...


El alumno.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La espera tiene recompensa.

Mi cafetería favorita es un oasis: café con leche cremoso, delicioso croissant, galletita de regalo y selecta música de fondo.

Al entrar, detecté "cierta tormenta de arena": clientes que pedían, otros que esperaban pagar, mesas sin recoger, y la camarera entraba nerviosa detrás de la barra con tazas y platos por lavar.

Tuve suerte: me senté en una mesa libre. Desplegué mi diario y comencé a esperar bajo el swing de Wes Montgomery.

Aquella "tormenta" se iba desvaneciendo, a pesar de que los nuevos clientes aparecían y pedían.

Cuando la calma era evidente, tras pasar la última página del diario llegó la camarera a tomar nota.
"Café con leche y croissant... Cuando puedas..."
La miré.
Ella sonrió.

Y me dije: "La espera tiene recompensa"·

El alumno.

domingo, 2 de noviembre de 2008